domingo, 6 de marzo de 2011

Estoicismo, la ira según Séneca




El estoicismo es un movimiento filosófico fundado en la antigua Grecia por Zenón de Citio, quién después de tomar contacto con la filosofía socrática, cínica y megárica, creó una escuela estoica.

Los estoicos dividieron la filosofía en tres partes:

-          La lógica (teoría del conocimiento y de la ciencia).
-          La física (ciencia sobre el mundo y sobre las cosas).
-          La moral (ciencia de la conducta).

Una de las características más significativas del estoicismo es la idea de que todo cuanto sucede, lo hace de acuerdo a una profunda necesidad y una inevitable finalidad que impide otro rumbo.

Uno de sus autores representativos es Séneca, filósofo español  que considera que la filosofía es la forma de aprender a ser feliz. Pero para conseguir la felicidad hay un problema la existencia de la ira.

La vida está llena de ira, que para Séneca era la más repúgnate y enloquecida de todas las emociones. Pero sobretodo se negaba a considerarla con un arrebato racional o algo sobre lo que no se tiene control. Para Séneca la gente se enfada porque tienen demasiadas esperanzas. Por lo que el consejo de Séneca es ser más pesimista, ajustar nuestra visión del mundo para que los reveses nos sorprendan menos, recordando que no podemos hacer nada para superar nuestras frustraciones.

Séneca creía que una de las razones por la que nos enfados tanto, es porque creemos que todo debe ir como nosotros queremos, que el mundo de adaptarse a nuestros deseos, pero no es así hay muchas cosas que debemos aceptar.

Séneca decía que éramos como perro atados a un carro, es decir que es mejor ir a una dirección donde no queremos ir, que luchar contra algo que no puedes cambiar. Pero los seres humanos tenemos la capacidad de razonar, porque podemos darnos cuenta de lo que podemos cambiar y lo que no. Esta capacidad nos da una forma distinta de libertad.

Para Séneca la prosperidad favorece el mal genio, es decir cuánto más rico peor genio, debido a que sus esperanzas son demasiado altas y absurdas. Cuanto más rico se es más esperanza se tiene y cuando estas esperanzas no se cumplen se produce la ira.

Séneca creía que a menudo sobre estimamos nuestra capacidad de cambiar lo que está pasando. Y para recordarnos que hay muchas cosas fuera de nuestro control invocó a la Diosa Fortuna, que con su cornucopia designaba lo mejor de la vida y con un timón nos conducía a lo peor, esto simboliza que debemos aceptar lo bueno y lo malo, y aceptar que muchas de nuestras frustraciones las provoca esta Diosa, nadie es inmune a su poder. Séneca decía que "porque llorar por algunas partes de la vida, si la vida entera es dolorosa".


Utilitarismo



El utilitarismo es la teoría ética que afirma que la corrección moral de una acción se justifica y fundamenta sólo en su mayor utilidad, es decir en la mayor cantidad de bien que produce. Queda entendido que la utilidad de un acto es su capacidad de producir bien. Un acto, por tanto, se juzga moralmente sólo por su resultado y consecuencias teniendo en cuenta la cantidad total de bien producido. El bien producido por una acción es el balance de todas sus buenas y malas consecuencias, a corto y largo plazo, sobre todos los afectados. Por consiguiente, una acción es correcta moralmente porque produce más bien (o evita más mal) al mayor número de personas que cualquier otra acción alternativa
Se puede diferenciar el utilitarismo de las acciones del utilitarismo de las normas. Para este último, el criterio de la utilidad debe ser aplicado a las normas morales más que a las acciones; lo cual le aproxima a la idea kantiana del deber respecto del cumplimiento de las normas morales. De hecho el utilitarismo de las acciones justificaría el incumplimiento de las normas si con ello se consiguiera una mayor felicidad.

El utilitarismo moral se aleja del formalismo kantiano principalmente en dos aspectos: no puede haber un imperativo categórico racional y a-priori, independientemente de las circunstancias reales y concretas en las que la acción moral se desarrollo. La máxima “no se debe mentir” no puede afirmarse de manera universal sin tener en cuenta las consecuencias, principalmente con relación a la felicidad o el dolor, que su cumplimiento puede provocar. El segundo aspecto, deducible del anterior, es el hecho de dar más importancia a las acciones que a las intenciones: una determinada conducta es tanto más buena cuanto más felicidad produzca al agente y a sus destinatarios, y está en relación secundaria respecto de las intenciones del agente.

La ética utilitarista no es “esencialista”: las personas no actúan en razón de cómo “son”, sino que son en razón de cómo actúan. Nadie es o deja de ser de determinada manera, sino más bien actúa de una forma u otra; y son sus acciones, y las consecuencias de éstas, las que cuentan para valorar moralmente a alguien. Esta perspectiva resulta especialmente interesante si se la vincula con el reconocimiento del derecho a la rehabilitación del que gozaría cualquier persona, por muy negativo que haya sido su comportamiento.

La felicidad o el bienestar de las personas sólo puede conseguirse en una sociedad donde se respete el máximo posible la libertad de los individuos.

¿Qué sucede, sin embargo, si el cumplimiento de una promesa claramente no maximiza la felicidad, sino que, al contrario, la felicidad se maximiza con su incumplimiento? En este punto, el utilitarismo no es unánime. Según el utilitarismo del acto, aunque en general las normas morales socialmente aceptadas maximizan la felicidad, si en algún caso no es así, quizás, habrá que transgredirlas, porque el fundamento de la corrección moral es la mayor cantidad de bien que es consecuencia de cada acción concreta. En cambio, para el utilitarismo de la regla, aunque en algún caso concreto el cumplimiento
 
  De una norma moral no maximiza la felicidad, hay que cumplirla, porque le fundamento de la corrección moral de una acción es la mayor cantidad de bien que es consecuencia de un tipo de acción. Hay tipos de acciones, como las promesas, que maximizan la felicidad, no importando si alguna promesa concreta no la maximiza; menos felicidad se produciría si las promesas no se cumplieran. Así pues, según el utilitarismo de la regla, las mejores consecuencias se obtienen de la aceptación o el cumplimiento de ciertas reglas morales. Sin embargo, los distintos tipos de utilitarismo parece que favorecerían la modificación o eliminación de normas morales, o de leyes e instituciones políticas, si hubiese la evidencia que no maximizan la felicidad humana.

Diogenes el cínico


Diógenes de Sínope (413 - 323 a.C.) fue un filósofo griego originario de Sínope, considerado como el miembro más destacado de la escuela cínica fundada por Antístenes. Desterrado de su ciudad natal, por adulterado monedas. Vivió la mayor parte de su vida en Atenas.
Diógenes era un personaje muy singular que llamaba la atención por su exagerada vida austera, a tal punto que su modo de vida era la de un vulgar pordiosero que vivía en la calle. Este también era conocido como “Diógenes el  perro”, debido a que se comportaba como ello, hacía sus necesidades en la calle y aún en las gradas de los Templos. Muchas veces los ciudadanos, indignados, lo molieron a palos, pero Diógenes el Cínico nunca se corrigió. Diógenes se sentía orgulloso de la comparación, debido a que se identificaba con la conducta de estos animales.

Diógenes decía irónicamente de sí mismo que, en todo caso, era "un perro de los que reciben elogios, pero con el que ninguno de los que lo alaban quiere salir a cazar". Más de una vez, los jóvenes que se burlaban de él debieron huir para evitar sus mordiscos. En mitad de un banquete, algunos invitados comenzaron a tirarle huesos. Diógenes se les plantó enfrente y comenzó a orinarles encima justo como lo hubiera hecho un perro. De esta peculiar manera demostraba a los demás su desinterés por la forma de vida de la gente y por todas las características de su cultura, afirmando que las ciencias no alcanzaban para ser feliz.

Su filosofía de vida era la que le inculco su maestro Antístenes, es decir la vida cínica, “vivir de acuerdo con la naturaleza” basándose en el total desapego a lo material y al dominio de la razón sobre las pasiones.  Aunque este llevaba esta vida más al extremo que su maestro. Él como cínico no estaba de acuerdo con la creencia generalizada de que para ser feliz era necesario ser saludable, rico y poderoso, porque consideraban que estas condiciones nunca pueden ser permanentes y en el transcurso de la vida cambian.

Por el contrario, opinaban que cualquiera puede ser feliz porque para serlo no se necesita nada material, por lo tanto tampoco nadie puede dejar de serlo una vez que lo es.
La premisa de este filósofo, como la de otros de esa época, era el retorno a lo natural y descartar lo que la conformidad con el resto de la sociedad o la conveniencia pudiera indicar; desconfiando de las ciencias y apoyando el universalismo.

Diógenes era un personaje muy singular que llamaba la atención por su exagerada vida austera, a tal punto que su modo de vida era la de un vulgar pordiosero que vivía en la calle. De esta peculiar manera demostraba a los demás su desinterés por la forma de vida de la gente y por todas las características de su cultura, afirmando que las ciencias no alcanzaban para ser feliz.

Diógenes sólo tenía lo que llevaba puesto y se resistía a conservar algo. Es conocida la anécdota sobre su encuentro con Alejandro Magno, conversación:

- Yo soy Alejandro, el gran Rey.
- Y yo Diógenes, el perro.
- ¿Qué quieres de mí? Puedo ofrecerte lo que quieras.
- Que te apartes un poco y no me quites el sol.
A partir de entonces, el joven monarca confesaría a sus allegados: "De no ser Alejandro, habría deseado ser Diógenes."


Cada circunstancia de su vida, sin importar jerarquías ni privilegios, era para él una oportunidad de demostrar su forma de pensar.

Aquí dejo algunas de sus frases más recordadas:
v   
- Un hombre debe vivir cerca de sus superiores como cerca del fuego: ni tan cerca que se queme ni tan lejos que se hiele.

- El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe.

- Es preferible consolarse que ahorcarse.

- Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro.

- Cuando estoy entre locos me hago el loco.

Ética Immanuel Kant



Kant nació en Prusia en 1724, se marca un punto de inflexión en la filosofía con la aparición de este filósofo alemán. Kant mostró una gran preocupación por los asuntos morales y sobre todo en buscar cual es el núcleo de la moral humana. Kant se dio a la tarea de salvar el espíritu, el saber, la moral y la religión en un mundo invadido por sistemas de pensamientos diversos y antagónicos como el empirismo.

Sus obras fundamentales son la Crítica de la razón pura y la Crítica de la razón práctica. En la Crítica de la razón práctica, se propone descubrir y exponer el principio fundamental de la moralidad con dos objetivos:

-  Demostrar la falsedad de toda doctrina moral que pretenda apoyarse en consideraciones empíricas.
-  Otorgar a la Ética una base exclusivamente racional y apriorística.

Como Kant prescinde de elementos empíricos, se funda de manera exclusiva en la razón, se dice que su Ética es formal, ética estrictamente racional.

Si la tarea de la ética consiste en fundamentar la moral; una moral formada por una serie de normas, costumbres y formas de vida que se presentan como obligatorias, en Kant encontramos un elaborado intento por fundamentar las obligaciones morales del hombre, en conceptos de la razón pura.

El comportamiento moral del hombre no puede encontrar su fundamentación en alguna forma de conocimiento que tenga que ver con la razón pura, puesto que no es posible acceder a ello por juicios analíticos o explicativos ni tampoco por medio de los juicios sintéticos. En esta forma, Kant se vio precisado a buscar otro camino para fundamentar la moral, elaborando una ética sustentada en la razón práctica puesto que Kant rechaza radicalmente el fundamentar la obligación moral en la naturaleza del hombre, o en las circunstancias del universo en el que éste se encuentra, o bien, subordinándola a fines exteriores (la búsqueda de la felicidad, por ejemplo).

La razón práctica, no puede expresarse ni por medio de los juicios analíticos o explicativos ni por medio de los juicios sintéticos, puesto que no dice lo que acontece en la experiencia, sino lo que debe ocurrir en ella. Así, la forma de conocimiento práctico, no es un juicio, sino un imperativo.

Ahora bien, los imperativos pueden ser de dos tipos:

-  Hipotéticos; Ej. "Si quieres aprobar el examen debes estudiar." En el ejemplo se ordena una acción para conseguir un fin posible, el cual puede o no ser deseado.

-  Categóricos; Ej. "El hombre debe ser veraz". En este último ejemplo, el imperativo ordena una acción de manera absoluta, es decir que la acción no se considera como medio, sino como un fin en sí mismo, último e incondicionado.

De acuerdo con Kant, el ideal moral está formado por imperativos categóricos que se originan en la voluntad moral, una voluntad autónoma que se encuentra libre de los fines u objetos de deseo. La fórmula del imperativo categórico, base de la moral kantiana, la fórmula es la ley moral.

Lo que persigue Kant es fundamentar una Ética Racional Universal basada en leyes que determinan la voluntad y que no puede estar sustentada en la pluralidad de fines, puesto que éstos varían y son contingentes. Si puede haber una Ética Racional, ésta descansará sobre principios universales y no sobre relativismos culturales, históricos, etcétera.

Para determinar la validez de un acto moral, de acuerdo con la Ética Kantiana, debemos prestar atención a la voluntad del sujeto que lo determina y no a la acción misma. Los actos, según Kant, no son ni buenos ni malos; bueno o malo es sólo el sujeto que los realiza.

Lo que es moral o inmoral es la disposición del ánimo del agente. Un acto será moralmente bueno si el sujeto que lo realiza lo hace porque lo considera como absolutamente debido, como un fin absoluto, como imperativo categórico; por el contrario un acto es malo si se hace con el propósito de obtener alguna consecuencia favorable, si se realiza como medio o imperativo hipotético.

Lo bueno, según Kant, está en la buena voluntad regida por la ley moral. Si alguien actúa por temor y no por respeto al deber implícito en la ley moral, sus acciones no son morales. Tampoco lo serán aquellas que se realizan por accidente o como medio para obtener beneficios posteriores.

Ejemplos: la acción de pagar una deuda puede no tener ninguna significación moral (amoral) si se realiza por temor a la consecuencias; una promesa que se cumple por accidente, o porque se desea obtener algo como resultado de la acción, tampoco tienen significación moral conforme a la ética kantiana; las acciones que se realizan de acuerdo a la buena voluntad, es decir las que se realizan por deber y conforme al deber (imperativo categórico) son las acciones valiosas que hacen del individuo una persona genuinamente moral.  




                                 

sábado, 5 de marzo de 2011

¿Cómo sería tu sociedad utópica?

Es muy difícil construir una sociedad utópica, más bien un sueño, ya que todos los seres humanos tienen ideas diferentes y luchan por intereses. Con el solo hecho de que un humano tiene necesidades que cubrir, alimentarse, educarse, asearse y muchas cosas.

Ahora si el ser humano no hubiese tenido la necesidad de tener, hambre, frío, sed, sería perfecto, porque así todas las mañana no pensaría ir al supermercado a comprar comida, y por lo tanto lucharía más por otras cosas espirituales, y no existirían las guerras. Las guerras surgen por la rebelión de los pueblos hambrientos, que no tienen futuro o están desamparados. Si los seres humanos no tuvieran hambre no existirían las guerras. Y la sociedad sería perfecta y educada.

Es una sociedad organizada racionalmente. En general se concibe a la comunidad utópica como una sociedad perfecta en su organización y completamente equitativa en la distribución de los recursos escasos. Para mí por tanto el principal obstáculo para formar una sociedad utópica es el consumismo, y las personas que solo piensan en enriquecerse, aunque para ello tengan que destruir las vidas de otros seres vivos

La sociedad sería:
  • Sería una sociedad sin guerras, sin racismos y odios xenófobos.
  • Una sociedad donde todos los recursos estés bien distribuidos equitativamente.
  • Donde no existan las armas de guerra, y la gente sea educada.
  • Tiene que ser bien compleja para que no existan los peligros.
  • No tendría que existir, el alcoholismo, la drogadicción y la pornografía.
  • Para evitar los peligros de choque en las rutas estás tendrían que ser de doble mano.          
  • Una sociedad sin hambre y miseria.                                                                                                   
  • Una sociedad donde el bien primara y el mal desapareciera. 
  • Una sociedad donde solo existiera felicidad.
  • Sociedad donde no hubiera diferencias de razas.

En resumen se trata de buscar la sociedad ideal en la que cada cual esté satisfecho con su misión y la misión sirva para la felicidad de todos.