Diógenes de Sínope (413 - 323 a.C.) fue un filósofo griego originario de Sínope, considerado como el miembro más destacado de la escuela cínica fundada por Antístenes. Desterrado de su ciudad natal, por adulterado monedas. Vivió la mayor parte de su vida en Atenas.
Diógenes era un personaje muy singular que llamaba la atención por su exagerada vida austera, a tal punto que su modo de vida era la de un vulgar pordiosero que vivía en la calle. Este también era conocido como “Diógenes el perro”, debido a que se comportaba como ello, hacía sus necesidades en la calle y aún en las gradas de los Templos. Muchas veces los ciudadanos, indignados, lo molieron a palos, pero Diógenes el Cínico nunca se corrigió. Diógenes se sentía orgulloso de la comparación, debido a que se identificaba con la conducta de estos animales.
Diógenes decía irónicamente de sí mismo que, en todo caso, era "un perro de los que reciben elogios, pero con el que ninguno de los que lo alaban quiere salir a cazar". Más de una vez, los jóvenes que se burlaban de él debieron huir para evitar sus mordiscos. En mitad de un banquete, algunos invitados comenzaron a tirarle huesos. Diógenes se les plantó enfrente y comenzó a orinarles encima justo como lo hubiera hecho un perro. De esta peculiar manera demostraba a los demás su desinterés por la forma de vida de la gente y por todas las características de su cultura, afirmando que las ciencias no alcanzaban para ser feliz.
Su filosofía de vida era la que le inculco su maestro Antístenes, es decir la vida cínica, “vivir de acuerdo con la naturaleza” basándose en el total desapego a lo material y al dominio de la razón sobre las pasiones. Aunque este llevaba esta vida más al extremo que su maestro. Él como cínico no estaba de acuerdo con la creencia generalizada de que para ser feliz era necesario ser saludable, rico y poderoso, porque consideraban que estas condiciones nunca pueden ser permanentes y en el transcurso de la vida cambian.
Por el contrario, opinaban que cualquiera puede ser feliz porque para serlo no se necesita nada material, por lo tanto tampoco nadie puede dejar de serlo una vez que lo es.
La premisa de este filósofo, como la de otros de esa época, era el retorno a lo natural y descartar lo que la conformidad con el resto de la sociedad o la conveniencia pudiera indicar; desconfiando de las ciencias y apoyando el universalismo.
Diógenes era un personaje muy singular que llamaba la atención por su exagerada vida austera, a tal punto que su modo de vida era la de un vulgar pordiosero que vivía en la calle. De esta peculiar manera demostraba a los demás su desinterés por la forma de vida de la gente y por todas las características de su cultura, afirmando que las ciencias no alcanzaban para ser feliz.
Diógenes sólo tenía lo que llevaba puesto y se resistía a conservar algo. Es conocida la anécdota sobre su encuentro con Alejandro Magno, conversación:
- Yo soy Alejandro, el gran Rey.
- Y yo Diógenes, el perro.
- ¿Qué quieres de mí? Puedo ofrecerte lo que quieras.
- Que te apartes un poco y no me quites el sol.
A partir de entonces, el joven monarca confesaría a sus allegados: "De no ser Alejandro, habría deseado ser Diógenes."
Cada circunstancia de su vida, sin importar jerarquías ni privilegios, era para él una oportunidad de demostrar su forma de pensar.
Aquí dejo algunas de sus frases más recordadas:
v
- Un hombre debe vivir cerca de sus superiores como cerca del fuego: ni tan cerca que se queme ni tan lejos que se hiele.
- El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe.
- Es preferible consolarse que ahorcarse.
- Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro.
- Cuando estoy entre locos me hago el loco.
- Un hombre debe vivir cerca de sus superiores como cerca del fuego: ni tan cerca que se queme ni tan lejos que se hiele.
- El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe.
- Es preferible consolarse que ahorcarse.
- Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro.
- Cuando estoy entre locos me hago el loco.
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